De lo conocido a lo desconocido

¿Te has preguntado cómo aprendemos lo que desconocemos?

Una de las leyes del aprendizaje dice que los seres humanos aprendemos las cosas desconocidas a partir de las conocidas. Para aprender una palabra en un idioma desconocido necesitamos relacionarlo con una palabra conocida o con una acción, elemento o cualidad que podamos identificar. El aprendizaje es significativo cuando puede estar ligado a elementos conocidos. Enganchamos los conocimientos nuevos a los que ya tenemos en nuestra mente. Así formamos cadenas de conocimientos que van de lo conocido a lo desconocido.

Al incursionar en el conocimiento de Dios, que es lo que haremos durante este trimestre, sugiero que avancemos a partir de esta ley del aprendizaje, ya que con nuestra mente finita es muy difícil procurar comprender a un ser infinitamente más grande y complejo.

¿Cómo podemos ir de lo conocido a lo desconocido en el conocimiento de Dios?

La Biblia nos da suficiente información para los novatos y los instruidos. Un día, Felipe, después de estar un tiempo con Jesús, mostró su interés en conocer a Dios y le dijo al Maestro: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?" (Juan 14:8 y 9).

Jesús nos dice que Él es la revelación del Padre, que Él y el Padre son uno y lo mismo. Conocer a Jesús, que estuvo en la tierra como Dios y como hombre, que vivió en Palestina por más de treinta años, es la mejor manera de conocer a las otras dos personas de la trinidad: Dios Padre y Dios Espíritu Santo. ¿Por qué no comenzar a conocer a Dios a partir del más conocido de los miembros de la trinidad?

Sugiero que esta semana elijas uno de los evangelios y rastrees la vida de Jesús con el propósito de conocer a Dios. Aunque a Dios, nadie lo vio jamás, Cristo vino a mostrar cómo era Dios (Juan 1:18), para que podamos conocerlo y amarlo de todo nuestro corazón. Antes de comenzar la lectura pide a Dios que ilumine tu mente de modo que lo comprendas más cabalmente y te relaciones con Él como Creador, Sustentador y Salvador. Al leer el texto del evangelio, marca los versículos que se refieren a Jesús y analiza sus intenciones, sus palabras y sus acciones. Reflexiona sobre ellas para identificar las características de Dios y cómo su amor, misericordia y salvación te alcanzan diariamente. Termina tu búsqueda agradeciendo a Dios por tanta bondad y toma una decisión sobre qué harás con un Dios tan maravilloso.

Más de ESU