Estilos de aprendizaje
Jaime Rodríguez
Alonso, Gallego y Honey (1999) adoptan la definición de Keefe al afirmar que los estilos de aprendizaje son los rasgos cognitivos afectivos y fisiológicos, que sirven como indicadores relativamente estables, de cómo los estudiantes perciben, interaccionan y responden a sus ambientes de aprendizaje. Identifican cuatro estilos de aprendizaje: activo, reflexivo, teórico y pragmático.
Es necesario que el maestro tenga en cuenta que no todos los alumnos adquieren el conocimiento ni son atraídos hacia actividades de aprendizaje de la misma forma. Conviene tener conocimiento de ello y tratar de realizar actividades que sean variadas para atender las necesidades individuales de aprendizaje. Aún así, conviene que los estudiantes se esfuercen por realizar actividades aunque no estén asociadas con sus estilos particulares. A continuación se describen cuatro tipos de alumnos según los estilos definidos en la teoría de Honey y Alonso.
Estilo activo: individuos que se implican plenamente y sin prejuicios en nuevas experiencias. Son de mente abierta, nada escépticos y acometen con entusiasmo las tareas nuevas. Son gentes del aquí y ahora y les encanta vivir nuevas experiencias. Sus días están llenos de actividad. Piensan que por lo menos una vez hay que intentarlo todo. Tan pronto como desciende la excitación de una actividad, comienzan a buscar la próxima. Se crecen ante los desafíos que suponen nuevas experiencias y se aburren con los largos plazos. Son personas muy de grupo que se involucran en los asuntos de los demás y centran a su alrededor todas las actividades. Se pueden definir como personas que actúan sin mirar las consecuencias, motivándose al enfrentar nuevos retos, expresándose abiertamente y afrontando la vida de manera espontánea. Son buenos para aportar ideas nuevas pero les molesta tener que planificar y se aburren con el trabajo metódico y minucioso.
Estilo Reflexivo: les gusta considerar las experiencias y observarlas desde diferentes perspectivas. Reúnen datos, analizándolos con detenimiento antes de llegar a alguna conclusión. Su filosofía consiste en ser prudente, no dejar piedra sin mover, mirar bien antes de pasar. Son personas que gustan considerar todas las alternativas posibles antes de realizar un movimiento. Disfrutan observando la actuación de los demás, escuchándolos y no interviniendo hasta que se han adueñado de la situación. Crean a su alrededor un aire ligeramente distante y condescendiente. Tratan de interpretar la información estudiando sus ventajas e inconvenientes, les gusta darle vueltas a los asuntos siendo cautelosos al tomar decisiones. Les molestan las personas que apresuran las cosas prefiriendo trabajar a conciencia en cuestiones concretas en lugar de cosas irrelevantes.
Estilo Teórico: Son aquellas personas que adoptan e integran las observaciones dentro de teorías lógicas y complejas. Enfocan los problemas de forma vertical escalonada, por etapas lógicas. Tienden a ser perfeccionistas. Integran los hechos en teorías coherentes. Les gusta analizar y sintetizar. Son profundos en su sistema de pensamiento a la hora de establecer principios, teorías y modelos. Para ellos si es lógico es bueno. Buscan la racionalidad y la objetividad huyendo de lo subjetivo y de lo ambiguo. Se identifican con las personas que resuelven los problemas metódicamente, que les gustan las cosas estructuradas siendo coherentes con sus criterios y valores. Les cuesta ser creativos tendiendo a ser perfeccionistas detectando las inconsistencias. Buscan llegar a conclusiones claras tratando de descubrir las teorías o principios de los acontecimientos.
Estilo Pragmático: el punto fuerte de los pragmáticos es la aplicación práctica de las ideas. Descubren el aspecto positivo de las nuevas ideas y aprovechan la primera oportunidad para experimentarlas. Les gusta actuar rápidamente y con seguridad en aquellas ideas y proyectos que les atraen. Tienden a ser impacientes cuando hay personas que teorizan. Pisan la tierra cuando hay que tomar una decisión o resolver un problema. Su filosofía es que siempre se puede hacer mejor y si funciona es bueno. Se pueden identificar como las personas que dicen lo que piensan sin rodeos, considerando importante sólo lo que funciona y que les gusta experimentar además de que se impacientan con ideas irrelevantes. Rechazan las ideas que no son prácticas, creen que el fin justifica los medios y se esmeran por ser efectivos en sus trabajos.
Referencia
Alonso, C. M., Gallego, D. J. y Honey, P. (1999). Los estilos de aprendizaje (5ª ed.). Bilbao: Mensajero