Una relación con valor
Dina Rocío Carpintero
Sección I. Construyendo relaciones
Elabore un listado de escenarios en los cuales es posible interactuar con las personas. Considere todas las posibilidades.
“Todos los que profesan ser hijos de Dios deben recordar que, como misioneros, tendrán que tratar con toda clase de personas: refinadas y toscas, humildes y soberbias, religiosas y escépticas, educadas e ignorantes, ricas y pobres. No es posible tratar a todas estas mentalidades del mismo modo; y no obstante, todas necesitan bondad y simpatía. Mediante el trato mutuo, nuestro intelecto debe recibir pulimento y refinamiento. Dependemos unos de otros, unidos como estamos por los vínculos de la fraternidad humana”. (Ministerio de curación, pág. 396).
Sección II. Manteniendo relaciones
Para cada uno de los escenarios ubicados, determine las formas de interacción que consideraría más apropiada y por qué lo considera así.
“Por medio de las relaciones sociales el cristianismo se revela al mundo. Todo hombre y mujer que ha recibido la divina iluminación debe arrojar luz sobre el tenebroso sendero de aquellos que no conocen el mejor camino. La influencia social, santificada por el Espíritu de Cristo, debe servir para llevar almas al Salvador. Cristo no debe permanecer oculto en el corazón como tesoro codiciado, sagrado y dulce, para que de Él sólo goce su dueño. Cristo debe ser en nosotros una fuente de agua que brote para vida eterna y refrigere a todos los que se relacionen con nosotros”. (Ministerio de curación, pág. 396).
Sección III. Conservando relaciones:
Los obstáculos que aparecen en todo momento son oportunidades para reflejar el amor de Dios. Siguiendo con el listado original reflexione sobre qué problemas podría encontrar al interactuar en los escenarios determinados.
“Cristo no rehusó alternar con otros en trato amistoso. Cuando era invitado a un banquete por un fariseo o un publicano, aceptaba la invitación. En tales ocasiones cada palabra que pronunciaba tenía sabor de vida para sus oyentes; porque hacía de la hora de la comida una ocasión para impartir muchas lecciones preciosas adaptadas a sus necesidades. De este modo Cristo enseñó a sus discípulos cómo debían conducirse cuando se hallasen en compañía tanto de los que no eran religiosos como de los que lo eran. Por su ejemplo, les enseñó que al asistir a alguna reunión pública, su conversación no tenía por qué ser como la que se solía consentir en tales casos”. (Joyas de los testimonios, T. 2 p. 439)
Sección IV. Creciendo juntos:
Durante esta semana trate de recordar y elabore una lista de todas las personas a quienes, en algún momento, ha prometido orar por ellas.
Tome tiempo para orar por cada una y trate, hasta donde sea posible, de contactarlas para darles un mensaje de ánimo.
Conclusión.
Estudiar sobre relaciones humanas nos da la oportunidad de aprender sobre “nosotros” y cómo, a través de la interacción, se pueden lograr objetivos específicos y definidos. Que el estudio de esta semana sea de gran beneficio para su vida espiritual. Vaya preparado para compartir con el resto de su grupo pequeño las lecciones aprendidas.