Todos tienen su lugar y son necesarios

Dina Rocío Carpintero

sábado 1 de agosto, 2015

En cierta ocasión leí una reflexión que me parece ilustra la idea de que todos participan en cumplir la misión de Cristo.

En una carpintería, las herramientas discutían sobre sus diferencias. El martillo presidía la reunión pero fue removido porque hacía mucho ruido y siempre golpeaba. Él aceptó su situación pero acusó que el tornillo daba muchas vueltas para poder servir. Éste aceptó su condición, pero declaró en contra de la lija estableciendo que era muy áspera en su trato y tenía fricciones con todos. La lija estuvo de acuerdo pero pidió la expulsión del metro, que medía a todos como si él fuera perfecto.

Estaban en plena discusión cuando entró el carpintero para realizar su trabajo. Usó el martillo, la lija, el metro, el tornillo y demás herramientas para construir una linda cunita para un bebé.

Al salir el carpintero, siguió la reunión extraordinaria. El serrucho tomó la palabra dijo: "Quedó demostrado que aunque todos tenemos defectos, el carpintero trabaja con muestras cualidades y nos hace valiosos y útiles. No pensemos en nuestros errores y juntemos  nuestras virtudes".

Entonces descubrieron que el martillo es fuerte, el tornillo une, la lija afina asperezas y el metro da exactitud. Se definieron como un grupo capaz de producir objetos de calidad y decidieron trabajar juntos para lograr ese objetivo.

 

Si la iglesia es como esta carpintería, al estar los miembros cumpliendo su misión, reflexiona en las siguientes cuestiones y prepárate para compartir las ideas en tu grupo pequeño.

1.       ¿Es fácil ser un testigo al cumplir la misión de Cristo?

2.       ¿Tenemos la responsabilidad de testificar a otros del amor de Dios?

3.       En la sección del viernes se encuentra la siguiente cita "La obra de Dios en esta tierra no podrá nunca terminarse antes de que los hombres y las mujeres abarcados por el total de miembros de nuestra iglesia se unan a la obra, y aúnen sus esfuerzos con los de los pastores y los dirigentes de las iglesias" (OE, 365). ¿Significa esto que somos responsables de la demora de la venida de Cristo?

4.       ¿Cómo se puede testificar en un ambiente lleno de inmoralidad, deshonestidad y falta de valores cristianos con resultados positivos y sin caer en prácticas del entorno?

 

Hace un tiempo atrás, un sábado de tarde, un grupo de jóvenes adventistas trataron de salirse del programa de sociedad de jóvenes. No se dieron cuenta que el pastor estaba justo saliendo del templo atendiendo cierto caso especifico. Cuando el pastor los vio salir, los llamó por nombre y les preguntó por qué se iban. Los jóvenes le hicieron saber que los programas de la iglesia eran aburridos y no estaban dispuestos a perder su tiempo de esa forma. El pastor entonces los llevó a su oficina y les lanzó el desafío de involucrarse en las actividades para mejorar los departamentos de la iglesia, puso delante de ellos diversos programas de acción misionera y el compromiso de capacitarlos para que fueran líderes de los mismos.  El resultado, una revitalización del espíritu de los jóvenes y un compromiso sincero y fuerte con la misión de la iglesia.

 

Todos formamos parte del pueblo que cumple una misión. Somos real sacerdocio, pueblo adquirido por Dios para anunciar las virtudes de quien nos llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 Pedro 2:9)

Dios espera que cada uno de nosotros cumpla su ministerio: cada miembro, un ministro.