Comparaciones Esclarecedoras
Jorge Manrique
Al mirar con detalle diversos momentos y conceptos bíblicos, los cuales están incluidos constantemente en el estudio de las lecciones de la Escuela Sabática, nos encontramos con escenarios y situaciones que encontramos difíciles de entender. Uno de los motivos por el cual se nos dificulta entenderlos es porque somos ajenos al contexto en que sucedieron, entendiendo por contexto la forma de pensar de esos tiempos, las costumbres de la época, incluso los aspectos físicos como la geografía, el clima, las estaciones del año, las vestimentas y muchos otros aspectos más. El alumno regular no buscará ampliar estos detalles en el estudio diario, probablemente no contará con el tiempo y las fuentes de información necesarias para informarse sobre estos temas, y es posible que muchas de sus dudas queden sin respuesta por falta de un análisis más detallado del contexto en el cual ocurrieron los hechos.
El maestro de Escuela Sabática deberá prestar atención a todos estos escenarios y elementos que forman el contexto, de tal forma de capacitarse para ver la problemática desde el punto de vista original y, por lo tanto, dándole el sentido correcto a la historia y consecuentemente a la interpretación y las lecciones extraídas, dejando poca cabida a la especulación, a la imaginación y la duda.
A la hora de transmitir el contexto, muchas veces será más fácil para él y para los alumnos la utilización de analogías y metáforas que relacionen hechos y conceptos del pasado, con hechos y conceptos presentes y actuales, tomando cuidado de no perder el sentido fundamental de las ideas. Jesús conocía muy bien la forma de explicar los temas espirituales complicados con figuras y contextos del tiempo de los apóstoles. Por ejemplo, cuando Jesús empieza la parábola del sembrador, registrada en Marcos 4:3-20, inicia con las siguientes palabras: "El sembrador salió a sembrar". Lo que Él quería transmitir era la realidad de su propia misión, no obstante, sería más complicado explicar todo el misterio de la encarnación de Cristo y su misión en la tierra con todo el peligro que esto representaba, así que de esta forma Él mismo se identificó como el Sembrador. Además sabía que, en aquellas regiones, el contexto social en relación a la seguridad de las personas era uno de los problemas de la época, y había tanto peligro de violencia que la gente vivía principalmente en ciudades amuralladas, y los labradores salían diariamente a desempeñar sus tareas fuera de los muros. De esta forma Jesús transmite la idea de que Él como el Sembrador celestial, salió a sembrar, dejó su hogar de seguridad y paz, dejó la gloria que él tenía con el Padre antes que el mundo fuese, dejó su puesto en el trono del universo y salió como uno que sufre, como hombre expuesto al peligro de las tentaciones, de las espinas y los cardos de este mundo, con la disposición de dar su vida y su sangre para que la semilla de la salvación sea sembrada en los corazones de la humanidad.
Una vez hecha la analogía o la metáfora que nos ayudó en la contextualización de la idea o de la enseñanza, debemos regresar al hecho o pensamiento que la originó, recordemos que sólo se usó está herramienta para hacer más clara la idea, no obstante, el alumno deberá guardar en la mente la escena original, la cual contiene el sentido más amplio y real, analizarlo nuevamente ya con una nueva perspectiva del cuadro y sacar sus conclusiones espirituales y prácticas bajo la conducción del Espíritu Santo.
En este punto, la pregunta obligatoria podría ser: ¿Cómo encuentro la analogía o la metáfora adecuada? Whetten (2005) propone que al responder algunas preguntas claves, en relación con la lectura, es posible identificar la idea adecuada. Las preguntas son la siguientes: ¿a qué me recuerda?, ¿cómo me hace sentir?, ¿a qué es similar?, ¿a que es diferente? Sus respuestas pueden ser por ejemplo: esto me hace recordar el tratar de girar una tuerca oxidada, me hace sentir como cuando visito la sala de un hospital, esto es similar a la situación política que vive mi país, esto, definitivamente, no es el funcionamiento de un carro bien afinado, etc. Me toca agregar que un ingrediente importante en la definición de la mejor analogía será la inspiración que proviene del Espíritu Santo; ore a Dios pidiendo este ingrediente esencial y su metáfora o analogía tendrá el efecto esclarecedor que guiará a nuestros alumnos a entender con mayor detalle las verdades bíblicas que Dios quiere revelarnos.
Referencias
Whetten, David A. Desarrollo de habilidades directivas, 6a ed. México: Pearson Educación, 2005.