"¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen

  de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dul-

  ce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de

  los que son prudentes delante de sí mismos" (Isaias 5:20, 21).

LA DEDICACIÓN

domingo 24 julio, 2011

Siete días de consagración habían transcurrido (ver Levítico 8). El octavo día los sacerdotes iniciaron su sagrado ministerio en el Santuario. Estaban comenzando una obra que continuaría (con interrupciones) durante más mil cuatrocientos años, que prefiguraba la obra de Cristo en el Santuario celestial, el verdadero santuario donde Cristo ministra en nuestro favor.

Lee Levítico 9). ¿Qué elementos aparecen aquí que nos enseñan algo acerca de la adoración? ¿Qué verdades se enseñan en los diversos ritos, que nos ayudan a comprender la obra de Dios en favor de la humanidad y por qué adoramos a Dios? ¿Qué nos enseña la obra de la "expiación" acerca de lo que Dios ha hecho por nosotros, y por qué lo adoramos?

Los versículos 22 al 24; son especialmente fascinantes. Es difícil imaginar lo que debió de haber pasado por las mentes y los corazones de Moisés y Aarón al entrar en el Santuario y cuando salieron de él, solo para ver que la "gloria de Jehová" aparecía delante de todo el pueblo. El texto no lo dice, pero había mucha gente del pueblo en el campamento, y para ellos debió de haber sido algo espectacular. La gloria se manifestó después: "Y salió fuego de delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras sobre el altar; y viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros" (Levítico. 9:24).

El Tabernáculo había sido dedicado; y los sacerdotes, consagrados. Apareció fuego santo como señal de que el sacrificio había sido aceptado. El pueblo respondió con un grito de alabanza, y cayeron sobre su rostro en humildad ante la presencia santa de Dios. Aquí vemos reverencia, temor y obediencia intensos; ellos siguieron cada detalle de los mandatos de Dios, y Dios mostró su aceptación de lo que habían hecho.

Nota la reacción de ellos: gritaron y también cayeron sobre sus rostros. Todo el culto fue intenso, y la reacción fue de reverencia, gozo y temor: todo al mismo tiempo. ¿Cómo podemos aprender a manifestar esta clase de reverencia y gozo en nuestros propios cultos de adoración?

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