“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4:23).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR

viernes 09 septiembre, 2011

Lee "Dios con nosotros", El Deseado de todas las gentes, pp. 11-18.

"Los hombres no se ponen en comunión con el Cielo visitando una montaña santa o un templo sagrado. La religión no ha de limitarse a las formas o ceremonias externas. La religión que proviene de Dios es la única que conducirá a Dios. A fin de servirlo debidamente, debemos nacer del Espíritu divino. Esto purificará el corazón y renovará la mente, dándonos una nueva capacidad para conocer y amar a Dios. Nos inspirará una obediencia voluntaria a todos sus requerimientos. Tal es el verdadero culto. Es el fruto de la obra del Espíritu Santo" (DTG 159, la cursiva fue añadida).

"Él mismo, que era igual a Dios, actuó como siervo de sus discípulos. [...] Aquel ante quien toda rodilla ha de doblarse, aquel a quien los ángeles de gloria se honran en servir, se inclinó para lavar los pies de quienes lo llamaban Señor" (DTG 604).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. Los líderes religiosos de los días de Cristo pretendían conocer las Escrituras pero pasaban por alto el mayor milagro de la historia, el nacimiento del Mesías. Entretanto, los sabios del Oriente vinieron buscándolo en el lugar correcto, en el momento correcto. ¿Qué importancia tiene esta historia para nosotros como cristianos de hoy, y como iglesia? ¿Cómo podemos evitar los errores del pueblo de los días de Cristo, al ver que las profecías de los últimos días se están cumpliendo?

2. Hablando de la divinidad de Cristo, ¿por qué es tan importante para nuestra fe y nuestra adoración? ¿Qué perdemos si, de alguna manera, hacemos de Cristo otra cosa que plenamente Dios?

3. Piensa otra vez en María y lo que debió de haber pasado por su mente con este giro de los eventos. Piensa en lo que ella no comprendía y cuán difíciles debieron de haberle parecido algunas de estas cosas (estar embarazada sin haberse acostado con ningún hombre ciertamente debió de haber sido muy estresante). Y, no obstante, aun en medio de todo esto, ella fue capaz de alabar a Dios y adorarlo, a pesar de tantas preguntas para las que no tenía respuesta, tantos pensamientos molestos, tantas cosas desconocidas. ¿Cómo podemos aprender a hacer lo mismo, es decir, adorar y alabar a Dios en medio de tiempos de incertidumbre y cosas desconocidas? De hecho, ¿por qué eso puede ser el mejor de todos los tiempos para estar, de todo corazón, en una actitud de adoración?

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