“Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19).

LA NECESIDAD DE ADIESTRAMIENTO

domingo 20 mayo, 2012

En Mateo 9:37, Jesús dijo que la mies es mucha pero que los obreros son pocos. Hoy, la mies es infinitamente más grande y los obreros todavía son pocos. Hay gran necesidad de enviar sembradores y segadores que estén bien equipados. Aunque siempre la influencia del Espíritu Santo es el factor principal en el éxito de la testificación y de la evangelización, todavía es importante que los que Dios llama al servicio sean adiestrados por instrucción formal, observación y participación. En Efesios 4:11 y 12, Pablo dice que debe equiparse a la gente para los diversos aspectos del ministerio y el servicio.

Dios prometió bendecir a los dirigentes con dones que los ayudarán a actuar como líderes y adiestradores para el ministerio. Los evangelistas, los pastores y los maestros no están siguiendo las directivas bíblicas si están haciendo toda la obra ellos solos y no están equipando a otros para el servicio. Todo el que está adiestrado para testificar y evangelizar debe llegar a la convicción de que es la voluntad de Dios que el mundo sea salvado del pecado, de que su iglesia crezca y de que la obra dada por Dios a la iglesia sea la de alcanzar a los perdidos.

Lee Mateo 4:19 y Marcos 1:17 en el contexto de Mateo 28:19. ¿Qué importancia ves en que la primera orden de Jesús fue: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”? ¿Qué deberían indicarnos esas palabras acerca de nuestra comprensión de los mensajes de los tres ángeles? ¿Cuánta “pesca de hombres” estamos haciendo en comparación con solo “cuidar nuestras propias barcas”?

Es importante notar que Jesús no llamó a los discípulos a hacerse pescadores de hombres. Él no les dijo: “Síganme, y háganse pescadores de hombres”. Les dijo: “Síganme, y yo os haré pescadores de hombres”. Al comienzo de su asociación con Jesús, estos hombres se embarcaban en un adiestramiento importante. Jesús los condujo a un ambiente educacional donde serían adiestrados para la tarea a la cual los llamaba. Los discípulos aprenderían mucho por la observación y la acción. Solo cuando aprendieron qué hacer y cómo hacerlo, Jesús les dio la comisión evangélica mundial. Sin el adiestramiento, la instrucción y el desarrollo personal espiritual apropiados, la tarea de llevar el evangelio a nuestro vecindario parecería imposible.

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