"Sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones" (1 Tesalonicenses 2:4).

EL EJEMPLO APOSTÓLICO

sábado 28 julio, 2012

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 1 Tesalonicenses 2:1-12; Hechos 16; Deuteronomio 10:16; Salmo 51:1-10; 2 Corintios 8:1-5; Lucas 11:11-13.

PENSAMIENTO CLAVE: Al revelar cuál debe ser el verdadero motivo en el ministerio, Pablo nos ayuda a examinar nuestros corazones y vidas a la luz del evangelio.

AQUÍ HAY UNA TRANSICIÓN en los argumentos de la Primera Carta a los Tesalonicenses. Pablo pasa de la iglesia (1 Tesalonicenses 1:2-10) a los apóstoles y su experiencia en Tesalónica (2:1-12). En el capítulo 1 Pablo agradece a Dios porque los creyentes lo imitaron a él y llegaron a ser modelos de fidelidad. Ahora, en 1 Tesalonicenses 2:1 al 12, Pablo profundiza en la vida que capacita a los apóstoles para actuar como modelos. Entre las muchas motivaciones para enseñar, predicar y servir, Pablo señala cuál es la que más importa: que el ministerio sea agradable a Dios. Pablo se preocupa menos por el crecimiento numérico que por el crecimiento en los principios espirituales correctos. Aquí se ve algo de la vida más íntima de Pablo. Él abre su alma y nos desafía a alinear nuestras esperanzas, sueños y motivaciones espirituales para agradar a Dios y tener una influencia correcta sobre otros.

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