“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre su simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3:15).

DESTINOS

jueves 04 octubre, 2012

"Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová" (Josue 24:15). ¿Cómo se nota aquí cuál es el problema fundacional de la gran controversia?

La profecía nos proporciona una vista de las escenas finales del conflicto entre Dios y Satanás. Durante 1,260 años (Daniel 7:25; 12:7; Apocalipsis 11:2; 12:14; 13:5), Satanás, esporádicamente pero en forma persistente, persiguió al pueblo de Dios. En un choque final (Apocalipsis 12, 13), Satanás emplea dos poderes terrenales: una bestia semejante a un leopardo (Apocalipsis 13:1-10), y una bestia de dos cuernos (Apocalipsis 13:11-17), que usan sus mismas tácticas.

Apocalipsis 14:6-13 es una descripción del movimiento que usa Dios frente a Satanás en las etapas finales de la lucha, para llevarla a su conclusión. ¿De qué forma se manifestarán algunos de los problemas del gran conflicto?

Dios proclama claramente los problemas involucrados en el conflicto (representados por los tres ángeles) antes de que este finalice. La humanidad necesita ser informada para que las personas tomen su decisión acerca de los problemas.

En el conflicto final, habrá personas leales a Dios. En Apocalipsis 14, están simbolizadas por el número 144,000, posiblemente representativo de un grupo innumerable de todas las naciones de la Tierra (Apocalipsis 7:4). Ellos obedecen los mandamientos de Dios en una época de gran angustia y adoran de todo corazón a su Dios creador. Reciben la aprobación de Dios y son victoriosos con él, mientras que los impenitentes son destruidos (Apocalipsis 14:14-20), y así termina la gran controversia.

En esta gran controversia ninguno puede ser neutral. Estás de un lado o del otro. Cualquiera puede decir que está del lado de Dios (ver Juan 16:2); ¿cómo sabes, con certeza, que estás realmente de ese lado? ¿Cuál es tu respuesta?

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