"Mandó Jehová Dios al hombre diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás" (Génesis 2:16, 17).

NUESTRA DEPENDENCIA DEL CREADOR

domingo 27 enero, 2013

Génesis 2:7 muestra a Dios creando a Adán en forma individual, y representa a este último como un ser moral e inteligente y no como un animal. El texto no lo dice, pero podemos imaginar a Dios usando sus manos para moldear con polvo la forma y el tamaño que él quería darle. Uno podría pensar que el Soberano del universo no se agacharía ni se ensuciaría las manos para hacer al hombre, pero la Biblia revela al Creador como íntimamente vinculado con la creación. La Biblia registra muchas ocasiones en que Dios, voluntariamente, interactuó con su creación. Los ejemplos incluyen Éxodo 32:15, 16; Lucas 4:40; y Juan 9:6. De hecho, la encarnación de Cristo mismo en la humanidad, que implicó interactuar día tras día con el mundo creado en forma similar a como lo hacemos nosotros, refuta la idea de que Dios no se inclinaría a "ensuciarse las manos" entre la humanidad.

Lee Génesis 2:16, 17. ¿Qué mandato le dio Dios a Adán? ¿Qué implica esta orden?

Podemos preguntar qué derecho tenía Dios a establecer reglas para Adán y Eva. Compara esta situación con la de un niño en una familia. Los padres del niño le proporcionan un hogar y todas las necesidades de la vida. Aman al niño, y piensan en qué es lo mejor para él. Su mayor experiencia y sabiduría pueden ahorrarle al pequeño mucha miseria si este acepta la conducción de ellos. Algunos niños encuentran difícil esa conducción, pero se reconoce universalmente que mientras dependa de sus padres para sus necesidades, está obligado a aceptar las reglas de ellos. Del mismo modo, por cuanto dependemos de nuestro Padre celestial para la vida y sus necesidades, es apropiado que aceptemos la conducción de Dios. Por cuanto él es amor, podemos confiar en que siempre proveerá lo que necesitamos para nuestro propio bien.

Lee Salmos 100 y 95:6, 7. ¿Cómo expresa el salmista nuestra dependencia de Dios? ¿Qué obligaciones pone sobre ti en forma automática esa dependencia, especialmente con respecto a la forma en que tratamos a otros?

Más de ESU