“Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él”

Juan 5:46

CUMPLIR LA LEY (Mat. 5:17-20)

jueves 10 abril, 2014

Como vimos, Jesús fue un leal ciudadano que cumplió sus responsabilidades como un hombre judío, aun cuando su vida estuvo en peligro (Juan 7:1, 25, 26; 10:31). De hecho, Jesús dejó en claro que no era su propósito abrogar “la ley o los profetas” (Mat. 5:17-20).

¿Cómo, entonces, hemos de entender Juan 8:1 al 11 y Mateo 19:1 al 9 a la luz de Deuteronomio 22:23 y 24, y 24:1 al 4? ¿Qué sucede aquí?

Algunos de los fariseos siempre estaban tratando de mostrar a Jesús como un quebrantador de la ley (Juan 8:6). Cuando le presentaron a la mujer que fue tomada en el acto del adulterio, plantearon la pregunta: Moisés dijo que debería ser apedreada, pero ¿qué dices tú? Es interesante que Jesús no respondiera directamente. En realidad, él afirma la ley de Moisés con su respuesta: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Juan 8:7). No dijo que no debía ser apedreada; sencillamente, forzó a estos hombres a ver sus propias violaciones de la Ley. Aun la liberación de la mujer estaba en armonía con la ley de Moisés, porque no había nadie que apuntara el dedo acusador, y se necesitaban por lo menos dos testigos para administrar justicia (Deut. 17:6).

En el incidente con respecto al divorcio y el nuevo casamiento, Jesús parece contradecir la ley de Moisés con su insistencia de que, originalmente, no había base para el divorcio (Mat. 19:4-6). Cuando los fariseos señalaron el mandato de Moisés en Deuteronomio 24:1 al 4, Jesús puso todo en perspectiva. En ninguna parte mandó Moisés que ocurriera un divorcio, sino que, por causa de la terquedad del pueblo, Moisés dio un permiso para el divorcio (Mat. 19:8). Así vemos que, aun cuando Jesús criticó una ley mosaica, no la puso a un lado. Jesús fue un fiel judío en todo sentido.

¿De qué manera podemos lograr un equilibrio entre la justicia y la gracia para quienes, como nosotros mismos, caen en pecado? Como seres que viven bajo el pecado, ¿qué debemos hacer cuando pecamos, inclinarlos hacia la justicia o la gracia?

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