“Uno solo es el dador de la Ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?

Santiago 4:12

PLANES ANTICIPADOS

martes 25 noviembre, 2014

Lee Santiago 4:13. (Comparar con Luc. 12:13-21.) ¿Cómo hacemos para realizar una planificación equilibrada y prudente para el futuro, y aun así vivir cada día con la esperanza del inminente regreso de Cristo? ¿Cómo podemos evitar la trampa de construir meramente graneros más grandes?

Es razonable planificar con un año de anticipación, o más. Los negocios generalmente tienen planes de corto, de mediano y de largo plazo. Las personas y las familias necesitan ahorrar para el futuro y hacer provisión para gastos inesperados. Por otro lado, también creemos que Jesús viene pronto y que, algún día, todas nuestras posesiones terrenales serán consumidas por las llamas (ver 2 Ped. 3:10-12).

Estos dos enfoques de la vida no están necesariamente en conflicto. Alguien dijo: “Haz planes como si Cristo no volviera por años, pero vive cada día como si Cristo viniera mañana”. Esto es bueno, aunque los planes a largo plazo hacen difícil tomar un día a la vez. Muchos de los oyentes de Jesús (y muchos cristianos hoy) considerarían que el hombre rico que decidió construir graneros más grandes era próspero porque Dios lo bendecía. Pero Jesús nos revela los pensamientos interiores del hombre: “Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate” (Luc. 12:19). Es decir, su preocupación general era hacer tesoros para sí mismo.

Pero es más importante que en vez de hacer planes muy específicos, “deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” (Sant. 4:15). Esto significa algo más que añadir un “si Dios quiere” al final de nuestros planes. Significa que debemos someter todos nuestros planes a Dios. Debemos orar: “Dios, quiero conocer tu voluntad. Si no te agradan estos planes, por favor muéstramelo”. Entonces, si nuestros planes no son buenos, Dios nos mostrará eso, siempre que estemos atentos y dispuestos a corregirlos, o aun, a cambiarlos enteramente.

Lee otra vez Santiago 4:13. Aunque superficialmente no parece haber nada de malo en lo que se dice, obviamente hay un problema: no en lo que la gente quiere hacer, sino en su actitud hacia ello. ¿Cómo podemos ser cuidadosos para no caer en esa misma actitud, aun inconscientemente?

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