“Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido” (Dan. 7:14).

LOS EXILIADOS COMO MISIONEROS

sábado 25 julio, 2015

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Daniel 1-12; Isaías 39:5-7; Daniel 2:44; Mateo 24:14, 15; Génesis 41.

COMO PUEBLO DE LA PROFECÍA, los adventistas del séptimo día creen en la pronta venida de Jesucristo. Su venida acabará con este mundo como lo conocemos e iniciará el Reino de Dios, descrito en el libro de Daniel: “el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (Dan. 7:27). Este reino es la culminación de nuestra fe; es lo que Hebreos llama “una patria [...] mejor”, la que el pueblo de Dios siempre confió que vendría, y cuyo “arquitecto y constructor es Dios” (Heb. 11:14-16, 10).

Pero, el libro de Daniel también es un manual para la actividad misionera. De él obtenemos lecciones sobre cómo Dios utilizó a personas para que testificaran a quienes estaban en la ignorancia espiritual y teológica. Por su fidelidad, diligencia y fe invariable, estos creyentes revelaron al Dios viviente a quienes solo conocían falsos dioses, y les dieron a esos paganos la oportunidad de un lugar en ese Reino.

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