“Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe, al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén” (Rom. 16:25-27).

PECADORES QUE NECESITAN GRACIA

miércoles 23 septiembre, 2015

“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:17). ¿Qué gran esperanza se encuentra en este versículo para toda la humanidad? ¿Cómo podemos tomar esta verdad vital, y hacerla propia? ¿De qué forma podemos usarla para motivarnos a alcanzar a otros?

Según la Biblia, todos somos pecadores (Rom. 3:23), y Dios desea que todos nos arrepintamos (Hech. 17:30; 26:20; 2 Ped. 3:9) y seamos salvos (1 Tim. 2:4). Desde el Edén en adelante, el propósito de Dios es salvar a la humanidad de la devastación y la muerte eterna que el pecado y la rebelión trajeron a la humanidad. ¿Qué mayor prueba necesitamos que la Cruz para mostrar el amor de Dios por nosotros, y su deseo de salvarnos?

Sin embargo, la Escritura es clara: Dios no salvará a quienes abiertamente se rebelan contra él.

Lee Génesis 6:11 al 13; Romanos 1:18; 2 Tesalonicenses 2:12; y Apocalipsis 21:8 y 22:15. ¿Qué advertencia solemne se encuentra en estos versículos?

Dios ama a todas las personas, pero todas las personas son pecadoras y necesitan la gracia, y esta gracia ha sido revelada en Jesús. Él ha llamado a su iglesia a difundir las buenas noticias de su gracia al mundo.

“La iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el evangelio al mundo. Desde el principio, fue el plan de Dios que su iglesia reflejase al mundo su plenitud y suficiencia. Los miembros de la iglesia, los que han sido llamados de las tinieblas a su luz admirable, han de revelar su gloria. La iglesia es la depositaria de las riquezas de la gracia de Cristo, y mediante la iglesia se manifestará, con el tiempo, aun a “los principados y potestades en los lugares celestiales” (Efe. 3:10).

¿De qué maneras puedes personalmente (no el pastor, ni el anciano ni el diácono, sino tú) aprender mejor a “revelar su gloria” a un mundo moribundo? ¿Qué debes cambiar en tu vida para hacer esto?

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