“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo ad- quirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Ped. 2:9).

BURLADORES

miércoles 09 marzo, 2016

Lee 2 Pedro 3:3 al 7. ¿Qué dice Pedro acerca del pasado, que puede ayudarnos a tratar tanto con problemas del presente como del futuro?

La batalla entre la luz y las tinieblas, entre los seguidores de Jesús y los promotores del mal, parece que está por alcanzar su clímax. El diablo, como un león rugiente buscando su próxima comida (1 Ped. 5:8), es ayudado por un coro de burladores. Con sus argumentos “racionales” y “científicos” (2 Ped. 3:3, 4), estos burladores tratan de neutralizar la fe de los creyentes y razonan que Jesús no está volviendo, porque todo continúa como siempre ha ocurrido. Pedro sugiere que los motiva su deseo de mantener su estilo de vida lujurioso (vers. 3; ver también Jud. 18).

Hay un rasgo muy perturbador acerca de esta burla. Jesús dijo: “Volveré otra vez” (Juan 14:1-3), pero los burladores están diciendo: “Jesús no regresará” (2 Ped. 3:4). Este es un eco del Edén, donde Dios dijo: “del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gén. 2:17). Sin embargo, Satanás, por medio de la serpiente, dijo: “De ninguna manera moriréis” (Gén. 3:4, BJ). Aquí hay una contradicción directa de la palabra de Dios, ahora repetida no solo por una voz, como en el Jardín, sino también por un coro de voces, en todas partes. Un rasgo interesante de esta mentira es que Pedro la predijo. Cada vez que oímos a alguien burlarse de la idea de que Jesús regresará, él mismo está cumpliendo una profecía.

Aunque la historia presenció la destrucción de la Tierra por un diluvio catastrófico, los burladores no quieren reconocerlo. No quieren admitir que Dios tiene algo que ver con sus elecciones en su vida personal. También quieren evitar el hecho de que el mismo Dios que almacenó agua para inundar la Tierra tenga almacenado, en forma similar, fuego para barrer la Tierra a fin de destruirla en el gran día del Juicio (2 Ped. 3:5-7). Su esperanza equivocada es que la naturaleza seguirá funcionando como siempre lo ha hecho.

¿De qué modo nosotros, a medida que pasan los años, nos aferramos a la promesa de la Segunda Venida? ¿Por qué es tan vital que lo hagamos?

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