¿Es todavía válida la prohibición de comer carne con sangre?
Armando Juárez
La prohibición de comer carne con sangre es uno de los mandatos más antiguos dados por Dios a Noé. Después del diluvio, Dios le dijo a Noé: "Pero carne con su vida que es su sangre, no comeréis" (Gén 9:4). Este mandamiento fue repetido al pueblo de Israel por medio de Moisés en varias ocasiones tanto en el libro de Levítico (3:17; 7:26, 27; 17:10-14; 19:26) como en Deuteronomio (12:23-25; 15:23). Para comer la carne de los animales se debía pasar por un proceso de desangramiento, hasta que la carne quedaba limpia de sangre. La razón dada para no comerla fue: "porque la vida de toda carne es su sangre" (Lev 17:14). Aunque la prohibición no es fácil de asimilar, Dios fue bien claro y severo al exigir que este principio se obedeciera.
Estos mandatos fueron dados en el Antiguo Testamento; sin embargo, en el Nuevo Testamento muchos rituales y ceremonias relacionados con el Santuario, que eran símbolos y figuras de "las cosas celestiales" (Heb 9:23), fueron reemplazadas por aquellas que eran "la imagen misma" (es a saber Cristo), no "la sombra de los bienes venideros" (Heb 10:1). En el primer concilio de la iglesia Cristiana, que fue celebrado en Jerusalén (Hech 15), se discutió si era mandatorio para los gentiles la circuncisión junto con los otros rituales y costumbres mandadas en la ley de Moisés para los judíos; la decisión del concilio fue que estos rituales no eran obligatorios para los gentiles, pero la prohibición de comer sangre fue reafirmada (Hech 15:28, 29).
El acuerdo decía claramente: "que os abstengáis de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis". El mandato era "que os abstengáis…de sangre, de ahogado". La pregunta que se levanta en la mente es: ¿qué razón poderosa hay en este mandato para que haya trascendido aún después de la muerte de Cristo?
Algunos explican que esta prohibición antecede a la ley de Moisés, que es parte de las leyes "noéticas" o sea de las leyes dadas a Noé poco después del diluvio, y por lo tanto eran aplicables a todos los pobladores de la tierra, no solo a los judíos.
Sea como fuere, los judíos todavía son bastante cuidadosos al consumir carne sin sangre. Ellos tienen a un rabino que verifica que la carne haya sido desangrada debidamente de acuerdo con ciertos procedimientos establecidos por su tradición. Ellos llaman a esta carne "kosher", o sea que es carne que ha sido propiamente desangrada. Los musulmanes, de la misma manera, tienen sus propias reglas para consumir carne sin sangre. Pero es curioso que la gran mayoría de la cristiandad ha hecho caso omiso a este mandato dado por Dios a los pobladores posteriores al diluvio, reafirmado a los judíos por Moisés y confirmado para los cristianos en el concilio de Jerusalén.
La iglesia adventista enfatiza a sus miembros el vegetarianismo y un estilo de vida saludable; pero para aquellos que todavía consumen carne, tiene reglas de salud. La recomendación es no comer animales inmundos de acuerdo con los principios establecidos por Levíticos 11. Sin embargo, lamentablemente no enfatiza a sus miembros el evitar consumir carne con sangre. La mayoría de los adventistas que comen carne en cualquier restaurante o los que compran carne en las carnicerías no se preocupan por preguntar si la carne fue apropiadamente desangrada. La iglesia por lo menos debería recomendar que cuando se consuma carne se aseguren que ésta lleve el sello "kosher" para estar seguros que ha sido desangrada apropiadamente.
¿No será tiempo que como iglesia nos preocupemos por reactivar este principio dado por Dios a Noé y repetido tanto a judíos en la ley de Moisés como a cristianos en su primer concilio en Jerusalén? Si algunos miembros de la iglesia todavía no adoptan el sistema de alimentación vegetariano, que por lo menos sean cuidadosos de no consumir carne con sangre.