El Día de Jehová
Armando Juárez
Andaba caminando en la sierra con un tío, hermano de mi mamá, íbamos a la “Loma Alta”, como le llamaban a aquel lugar desde donde se podía contemplar Ciudad Valles, San Luis Potosí. Cuando nos acercábamos podía mirar la loma y a la vez otro monte más elevado al lado de ésta. Le pregunté a mi tío si los dos montes estaban juntos, a lo que me respondió, parecen juntos pero en realidad hay un valle muy grande que los separa. Al llegar a Loma Alta pude contemplar Ciudad Valles, al lado izquierdo en el valle y al lado derecho, a una larga distancia al final del valle, estaba el otro pico de la montaña que había visto que parecía que estaba junto a la Loma Alta.
Esta experiencia me ayudó a entender lo que vamos a comentar sobre el día de Jehová, visto desde la perspectiva de los profetas en el AT y desde la perspectiva de los apóstoles en el NT.
En el período del Antiguo Testamento, los profetas hablaban del día de Jehová (Sof. 1:14-18; Joel 2:1-11, Amós 5:18-20, Mal 4:1-3). En él se anunciaba un día de restauración y salvación, pero también de calamidad y juicio, tal como lo describe el profeta Sofonías. En cierta forma unían los sucesos de la primera venida del Mesías con los de su segunda venida. Para ellos, ambos eventos estaban unidos. Así como yo miraba a la Loma Alta y al otro pico de la montaña antes de que llegara al lugar.
Sin embargo, en el Nuevo Testamento, los apóstoles nos presentan los eventos separados uno del otro. Tal pareciera una contradicción, pero en realidad es que solo es un cambio de perspectiva, así como yo, cuando llegué a la Loma Alta pude ver el panorama más claro, los apóstoles desde el Calvario, podían mirar el día de Jehová, desde una mejor perspectiva, salvación en el Calvario el pasado, así como juicio y destrucción en su segunda venida en el futuro.
Para los escritores del NT, la muerte de Cristo en la cruz trajo consigo una nueva era, el período de los “últimos días”. Para ellos el complimiento de las profecías mesiánicas trajo consigo esos días de los que hablaban los profetas del AT.
Los escritores bíblicos del NT ven el panorama de la redención con una tensión subyacente entre el pasado y el futuro; entre lo que se ha realizado y lo que todavía está por cumplirse. Como lo dicen los teólogos, hablan de un “ya, pero todavía no”.
Gracias al sacrificio de Cristo en la cruz, los cristianos podemos disfrutar con anticipación las bendiciones que todavía están por cumplirse en su plenitud en el futuro.
Eventos que son centrales de lo que ocurrirá en su segunda venida, son considerados por los apóstoles como una realidad en el presente en la persona de Cristo. A continuación vamos a ver un cuadro que ilustra este concepto:
EVENTO |
EN LA CRUZ |
ESCATOLÓGICO |
IRA DE DIOS |
Gal 3:13 |
1 Tes 1:10 |
JUICIO |
Jn 5:24 |
Rom 14:10-12 |
JUSTIFICACIÓN |
Rom 8:30 |
Rom 3:30 |
SALVACIÓN |
Tito 3:4, 5 |
1 Tes 5:9 |
VIDA ETERNA |
1 Jn 5:13 |
Juan 6:54 |
RESURRECCIÓN |
Mat. 27:51, 52 |
1 Tes 4:16, 17 |
TRASLACIÓN |
Col 1:13 |
1 Tes 4:13-18 |
SEGUNDA MUERTE |
Mat 27:46 |
Apoc 2:11 |
ELIMINACIÓN DE LA MUERTE |
2 Tim 1:10 |
Apoc 21:4 |
Como se puede ver, para los apóstoles el reino de Dios se había establecido y las profecías del AT eran una realidad consumada. Para ellos lo que Jesús realizó en la cruz, les da la certeza que lo que queda por realizarse en el futuro es tan cierto como lo que se realizó en el Calvario.
Nuestra fe y esperanza también debiera estar fundamentadas en la Cruz, sabiendo que Jesús con su sacrificio hace que las promesas de un mundo mejor ya sean una realidad para nosotros.