Tiempo para amar

José A. Castañeda

sábado 14 de septiembre, 2013

La iglesia y el tiempo.

  Todo tiene su tiempo dice el libro de Eclesiastés, tiempo para nacer, sanar, construir, reír, saltar de gusto, abrazarse, para hablar, para la paz y tiempo para amar (Ecles. 3:1-8)

  Pensando en el tiempo que nos toca vivir, creemos que vivimos en el fin del tiempo, dice Jesús: ¨ y será predicado el evangelio y entonces vendrá el fin¨ (mateo 24:14) es decir el evangelio es el elemento que propiciará  el fin del tiempo, porque mientras exista el tiempo el evangelio tiene que ser predicado.

  El evangelio es predicado por personas mortales, seres humanos que enferman, se cansan y finalmente mueren; en los trabajos seculares las personas se jubilan. La iglesia al predicar el evangelio trabaja como una organización donde las personas tiene un horario, un salario ¿deberían también jubilarse?

  Creemos que somos el cumplimiento de apocalipsis 14…¨vi un mensajero volar en medio del cielo con un evangelio eterno para predicarlo a toda nación …¨ el mensaje de los 3 ángeles nos da la razón de nuestra existencia, sino predicamos, sino traemos al mundo a los pies de Cristo no tenemos razón de vivir como iglesia.

Jesús y el tiempo

  Jesús es el evangelio, El  vivió para amar a las personas, su razón de vivir era salvar a los pecadores, para lograrlo vivió entre nosotros y al morir demostró su amor a lo sumo (Juan 13.1).  Es Dios haciéndose hombre. Una vez me pregunté ¿por qué Jesús siendo Dios tomó la naturaleza humana?  (Juan1:1) la teología nos da respuestas profundas, pero creo que  la respuesta más cercana a nosotros es que El es el amor encarnado. Nosotros necesitamos el toque humano para sentir que nos aman, los hijos crecen más seguros cuando sus padres los tocan.

  Durante cuánto tiempo tiene el Padre, la madre que tocar a sus hijos para decirles que los aman? Claro: siempre. Cuando Jesús sanaba a las personas las tocaba (mateo 8:3). Eso explica claramente porque se hizo humano, su toque se dirigía a los pecadores,  quizá la necesidad más grande de la humanidad caída es el toque del amor desinteresado de Dios, nuestro Padre.

  Pero Jesús ya no está físicamente entre nosotros y el mundo todavía necesita que Dios le muestre que lo ama, cuando amamos permitimos que el mundo toque a Dios. Dice Jesús: que se amen los unos a los otros, nadie tiene mayor amor que dar su vida por sus amigos (Juan 15: 12, 13) ¿hay jubilación para el evangelio? creo que no, siempre es tiempo de amar.