¿Cuáles son algunas vislumbres del carácter de Dios?

Omar Velázquez

sábado 14 de diciembre, 2013

Pregunta: Si la ley (los Diez Mandamientos) es una expresión del carácter de Dios, entonces ¿cuáles son algunas de las vislumbres del carácter de Dios que se perciben en ella?

Debemos recordar que este trimestre estamos estudiando algunos aspectos de Dios que nos han sido revelados y de qué manera nos ayudan en nuestra vida espiritual práctica. Un estudio del Decálogo es otro tema que dará al cristiano una vislumbre especial del carácter de su Autor. Desgraciadamente, algunos, en lugar de ver en los Diez Mandamientos  a un Dios que se interesa en el bienestar del ser humano, ven a un dios tirano que atenta contra la libertad del mismo y que lo quiere mantener oprimido mediante la mordaza de sus leyes.

Satanás mismo, el "padre de mentira" (Juan 8:44), se ha encargado de distorsionar el carácter de Dios ante sus hijos y presentarle como alguien injusto en sus leyes. Por ejemplo, ante la prohibición de Dios de que Adán y Eva no comieran del árbol de la ciencia del bien y del mal para que no murieran (Gén, 2:17), el engañador se presentó ante Eva con las palabras "¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?" Su propósito intencional fue acusar a Dios de que su prohibición era absurda e injusta. Eva misma, trató de corregir esa acusación diciendo: "No. Podemos comer de todos, menos de este" (Gén 3:2). Desde ese tiempo, Satanás se ha encargado de que los mandamientos de Dios sean interpretados como prohibiciones que atentan contra la libertad del ser humano. Por esta razón, a través de la historia, el Decálogo ha sido uno de los textos bíblicos aparentemente más populares, pero en realidad uno de los menos comprendidos.

Al parecer, dice Roberto Badenas, "lo que más molesta del Decálogo es su tono negativo. De los Diez Mandamientos solamente dos son positivos: <Acuérdate del día de reposo> y <Honra a tu padre y a tu madre>. Los demás se presentan bajo la forma de prohibiciones encabezadas por un ‘no'. Sin embargo, puesto que toda prohibición se percibe como un posible atentado contra la libertad, cabe preguntarse por qué Dios ha escogido esta forma negativa de apelar a la voluntad.[i] En esa forma, aparentemente en tono negativo, de expresar su voluntad hacia los seres humanos, Dios se presenta a sí mismo de la siguiente manera:

Como El Protector. Porque en última instancia, la finalidad de las órdenes de Dios expresadas en sus Mandamientos no es reprimir sino proteger.  En su dimensión espiritual, los primeros 4 Mandamientos, que sientan las bases del respeto a Dios, buscan proteger al ser humano de las realidades y de las imágenes que en verdad le oprimen, como fue el caso de la esclavitud de los hebreos por Faraón. En su dimensión social, los últimos 6 Mandamientos, que señalan las bases del respeto al prójimo, también buscan protegerle de los líos familiares  y de los problemas interpersonales que atentan contra su bienestar social, emocional y espiritual.

El Decálogo, también presenta a Dios como El Libertador y no como un esclavizador. Satanás se ha encargado de que el ser humano interprete como esclavitud los Mandamientos de Dios. Como un atentado injusto a la libertad que disfruta. Sin embargo, es todo lo contrario, esa ley, es una ley de libertad (Sant. 2:12), para nosotros y para los demás. Las prohibiciones del Decálogo señalan que podemos seguir siendo libres en la medida que respetamos la libertad ajena.

Finalmente, El Decálogo, presenta a Dios como el que respeta el libre albedrío del ser humano.   Badenas indica que para comprender mejor las prohibiciones que se encuentran en la Ley, hay que señalar que los Mandamientos que empiezan con un "no" están redactados en futuro y no en imperativo. Por ejemplo, dice: "No matarás", "no hurtarás", "No cometerás adulterio", No tomarás el nombre de Dios en vano", No codiciarás". Esa forma futura expresa que no se está imponiendo, sino proponiendo el respeto a Dios, al prójimo y a su propiedad.  Esa forma verbal del texto, no se limita a advertir: "No tomes este camino", sino que además implica: "Cuando se te plantee la posibilidad de tomar este camino, deseo que no lo hagas y espero que, finalmente, no lo harás".[ii] De esta manera se ve que Dios no ata al ser humano con órdenes y prohibiciones, sino que lo trata con respeto, como a un ser libre e inteligente, capaz de escoger el bien para su propia felicidad.

Definitivamente, considerar Los Diez Mandamientos, con una mente abierta a la guía del Espíritu Santo, nos ayudará a tener una mejor vislumbre del carácter de Dios y de sus propósitos para nuestra vida.

 



[i]
Roberto Badenas, Más allá de la Ley (Madrid, España: Editorial Safeliz, 2000), 73.

[ii]Ibíd., 75.