Verdaderos discípulos de Cristo

Silvino Tovar

sábado 18 de abril, 2015

     El sábado y el domingo, y en algunas ocasiones entre semana, miles de personas se reúnen en mezquitas, parroquias, catedrales, templos, capillas, salones, casas de oración, etc, que para adorar a Dios, cada uno con su liturgia  Algunas de estas personas escogen sus mejores galas para asistir a esos lugares, incluso se distinguen por ciertos atuendos para tales eventos. Sin embargo, Cristo dijo: "No todo el que me dice Señor, Señor entrará al reino de los cielos"… y esto es y debe ser motivo de profunda reflexión y gran preocupación para todo aquél que se declare cristiano o creyente; Pues ¿Qué sentido tendría reunirse si al fin todo terminaría en nada? De igual modo dijo: "muchos me dirán en aquél día: Señor, en tu nombre profetizamos, echamos fuera demonios, hicimos milagros… y entonces les diré apartaos de mi, obradores de maldad" En esta misma dirección, el apóstol Pablo aclara: "no sea que viniendo a ser heraldo para otros, yo mismo venga a ser reprobado".  Las anteriores consideraciones llevan a realizarse las siguientes preguntas: ¿Qué es ser un verdadero discípulo de Cristo? ¿Qué características tiene un verdadero cristiano? ¿Seré  yo un verdadero discípulo de Cristo? En la Biblia aparece  personas que ilustran la respuesta a estas cuestiones: Abraham, David , Natanael y el Centurión romano; son algunos ejemplos.

     En primer lugar, de Abraham  Dios da testimonio de dos puntos de su vida: obediencia y temor. De lo primero, se dice: "Jehová dijo… yo se que  mandará a sus hijos, y a su casa después de si, que guarden el camino de Jehová haciendo justicia y juicio…(Génesis 18:19)"y de lo segundo, se dice: "pues ya se que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste a tu hijo, tu único hijo" (Génesis 22:12).

     En segundo lugar, la vida de David contiene una gran variedad de elementos que valdría la pena destacar, no obstante, sólo tres serán suficientes para los propósitos del tema en consideración. La vida devocional de David es sumamente interesante,  él decía: "Jehová, de mañana oirás mi voz, de mañana me presentaré delante de ti y esperaré" (Salmo 5:3), "porque es mejor un día en tus atrios que mil fuera de ellos". El celo que tenía por Dios, puede apreciarse al enfrentarse a los enemigos de Israel: "ya fuere león o fuera oso, tu siervo lo mataba; y este incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente… entonces dijo David al filisteo: tú vienes a mi con espada, lanza y jabalina; pero yo voy  contra ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado"(1 Samuel  17:36,45). Y el verdadero arrepentimiento, puede evidenciarse en las palabras del salmo 51 que, según los estudiosos, muestran su arrepentimiento del adulterio y asesinato que cometió.

     En tercer lugar, Natanael, es el ejemplo de un verdadero discípulo de Cristo. En él se puede distinguir las dos características elementales de un cristiano: relacionarse con Dios y dar testimonio de esa relación. Cuando Cristo le dijo: "antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi"(Juan 1:48), es un indicativo de que Natanael estaba buscando a Dios, pues la frase "te vi" así  lo muestra:  "los ojos de Dios están sobre los justos y atentos sus oídos al clamor de ellos"(Salmo 34:15). De igual modo, Cristo al decir: "Aquí está un verdadero israelita en quien no hay engaño"(Juan 1:47) muestra la vida ejemplar o de testimonio que llevaba Natanael, pues así lo indica la frase "sin engaño".

    Por último, el Centurión romano, es un ejemplo de un verdadero cristiano. Tres distintivos resaltan de la vida de este hombre: Fe, humildad y amor. De la primera, Cristo dijo: "os digo que ni en Israel he hallado tanta fe"(Mateo 8:10); de la segunda, el centurión dice: "no soy digno de que entres bajo mi techo" (Mateo 8:8) y del amor, los judíos decían: "ama a nuestra nación"(Lucas 7:5).

    En la Biblia, por ende, la obediencia y el temor a Dios, son considerados elementos escatológicos de la salvación; los mensajes sagrados apuntan a llamar a los seres humanos a que teman a Dios y le obedezcan, ya que de lo contrario, el destino final será la muerte eterna (Apocalipsis 14:7; Proverbios 1:7; Mateo 19: 17). Temer a Dios significa darle el primer lugar en todo: "confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia… Reconócelo en todos tus caminos… No seas sabio en tu propia opinión, sino teme a Jehová y apártate del mal…"(Proverbios 3: 5-7). Y obedecer a Dios significa respetar su ley,  los diez mandamientos (Éxodo 20:3-17); pues Cristo dijo: si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos(Mateo 19: 17), y el apóstol Juan, inspirado por el Espíritu Santo, señaló: " el que dice: yo le conozco y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en él"(1Juan 2:4), También indicó que "todo aquél que comete pecado, infringe también la ley, pues el pecado es infracción de la ley"(1Juan 3:4); y Pablo, también inspirado por Dios, dijo: "la paga del pecado es muerte…"(Romanos 6:23); por lo que desobedecer la ley de Dios es estar en pecado y, aunque se esté acudiendo a un lugar religioso, el final de nuestra existencia será la muerte. Es menester, por lo tanto, el temor y la obediencia a Dios, y llevar una vida semejante a David, Natanael y el Centurión; y sobre todo, como Jesús.