CUANDO TESTIFICAR LLEGA A SER UN ESTILO DE VIDA
Carlos Elias Mora
El compartir nuestra fe en Jesús y nuestra esperanza en su pronto regreso debiera ser más que una actividad eclesiástica que se promueve todos los sábados de mañana en los cultos. Debiera ser más que una obligación interna a testificar o un sentimiento de culpa cuando se deja pasar la ocasión para hacerlo. Debe ser nuestra forma natural de ser, parte de nuestro estilo de vida, y que brota espontáneamente con el colega de trabajo, el vecino o el compañero en el salón de clases. El Señor y su Palabra debe ser parte integral en nuestra vida, y sus promesas y compañía se compartirán con gozo de forma natural.
Tomemos por ejemplo la niñita que fue llevada cautiva a casa del capitán sirio Naamán (2 Rey 5:2). Algunas versiones de la Biblia traducen "muchacha", pero la expresión hebrea apunta a una niñita. ¿Qué más inocente y transparente que una niña? Ellos por naturaleza son más auténticos que nosotros los adultos. Cuando ella compartió acerca de la esperanza de salud en el "profeta que esta en Samaria" (5:3), lo hizo con toda la confianza y la fe infantil de su corazón. Tal fue su convicción que logro convencer a dos adultos- Naamán y su esposa- de que podía darse un milagro que nunca antes se había visto. ¡Qué entusiasmo! ¡Qué seguridad! ¡Esta es testificación como estilo de vida! De hecho, esa niñita no conocía nada de definiciones técnicas de evangelismo y sus métodos. Pero pudo compartir su fe sin temor.
Nótese que su sinceridad era tan profunda que pudo testificar a pesar de ser una niña cautiva. Estaba en tierra ajena que tenía una cultura diferente y una religión extraña. Estaba sin sus padres. No era más que una simple esclava. Es fácil testificar cuando tenemos a un grupo de hermanos a nuestro lado, pero lo pensamos dos veces cuando tenemos que ir solos a tocar una puerta y entregar una invitación para un evento en la iglesia. Cuando somos confrontados frente a nuestros pares en nuestro trabajo o estudio, ¿tenemos el valor y honestidad de esa pequeña para expresar nuestra fe y presentarla como algo deseable?
¿Qué hizo esa niña para ganarse la credibilidad ante sus amos? Más que una serie de testimonios estructurados y memorizados correctamente, es evidente que su conducta fiel ganó la entrada en el corazón de sus jefes. Porque evangelismo es mas que un testimonio elaborado de nuestra fe y la transformación que Dios ha hecho en nuestras vidas. Todo esto debe ir respaldado por una conducta consecuente en nuestro diario vivir.
¿Qué compartió la niñita con esta familia? Las Escrituras registran un breve mensaje oral: "Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra" (2 Rey 5:3). La esperanza de un hombre de Dios en su tierra que podía realizar la curación tan anhelada. Una condición: debía pedir; luego la promesa: sanidad. Suena igual que el Evangelio: debemos clamar, y para hacerlo hay que creer Él existe y que tiene poder para solventar cualquier necesidad que tengamos. Toda promesa bíblica siempre es acompañada de una condición. Esta esclavita, sin ser una teóloga o líder de iglesia, mostró de forma simple el contenido del mensaje divino. Hay promesa de sanidad, hay esperanza de salvación, pero el ser humano de creer, aceptar, y entonces rogar. Eso es lo que nuestros vecinos y amigos desean escuchar: hay esperanza pero ella no vendrá si no nos sometemos y clamamos.
El mensaje que Naamán entregó a su rey era "así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel" (2 Rey 5:4). La fe de esta niña llevo a un monarca pagano a creer de alguna forma en el testimonio de ella. ¿Qué sorprendente como la convicción de una pequeña esclava movió todo un reino!
Y el resto es historia conocida. La fe infantil de una anónima niña inspiró una comitiva real para que visitara el reino enemigo, llevó a un poderoso general a humillarse en las simples aguas del torrente del Jordán (5:12), condujo a un milagro jamás visto y que sería paradigma en la historia bíblica (Luc 4:27), sembró alegría en un hogar pagano angustiado por la enfermedad y provocó un milagro que sería testimonio en el reino sirio en su apogeo en el siglo IX aC.
¿Qué impacto puede causar en nuestro mundo la fe sincera cuando es puesta en practica en el diario vivir! ¿Qué alcance puede tener el Evangelio en nuestro vecindario, en nuestra ciudad, en nuestro país, cuando hacemos del evangelismo nuestro estilo de vida!