El mensaje del evangelio de Pablo
Jacob García
¿Cuál era la esencia de la presentación del evangelio que Pablo les hacía a los gentiles en Tesalónica?
Pablo comienza cada una de sus epístolas con las palabras "gracia" y "paz". Por medio de Jesús se revelo la gracia. Haríamos bien en preguntarnos qué es la gracia. ¿Qué significa realmente? La comprensión que tenía Pablo de la palabra "gracia" está arraigada en las Escrituras hebreas. La palabra viene de un verbo hebreo que literalmente significa "inclinarse". Trasmite la idea de una persona que se inclina para ayudar a ponerse de pie a alguien que ha caído y que no puede levantarse por sí mismo. En el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, Dios es el que típicamente se describe como extendiendo la gracia. Podemos decir que la gracia es el atributo del carácter de Dios mediante la cual él nos expresa su amor. Nosotros lo llamaríamos misericordia y compasión. Pero la Biblia lo llama gracia.Los cristianos deberíamos estar agradecidos por la forma en que la gracia de Dios puede transformar la vida de una persona. Es importante que los cristianos reconozcan cómo transforma Dios las vidas humanas, y estén agradecidos por ello.
Vimos que el mensaje del evangelio de Pablo a los de Tesalónica es la gracia de Cristo, y no es posible que el evangelio conlleve algún riesgo. Pero el evangelio es tan importante, que el enemigo de Dios ha tratado de neutralizar su efecto, provoca malos entendidos. Uno de esos es el legalismo.
Cuando se predica el evangelio, es posible que algunas personas lo entiendan desde el punto de vista de una religión legalista. ¿Qué es el legalismo? El legalismo es la creencia de que la salvación del ser humano depende de lo que haga para agradar a Dios. El legalismo es la creencia de que se necesitan méritos para ser salvos. Que la salvación requiere que las personas sean obedientes, y que por ello alcancen merito delante de Dios.
En otras palabras que la salvación depende de la cantidad de méritos obtenidos por la obediencia. Meditemos en esto: "Sea hecho claro y manifiesto que no es posible mediante mérito de la criatura realizar cosa alguna en favor de nuestra posición delante de Dios o de la dadiva de Dios por nosotros"[1]
No olvidemos que es necesario obedecer para ser salvos. Si quieres ser salvo tienes que obedecer. Pero hay muchos que no se dan cuenta, y piensan que es por su obediencia que son salvos. No olvidemos que la salvación en Jesús produce un cambio fundamental en la forma en que una persona piensa y actúa. Las noticias de la transformación que vivieron los tesalonicenses se esparcieron por toda Grecia.
"Muchos de los creyentes de Tesalónica se habían vuelto de los ídolos al Dios vivo y verdadero. El apóstol declaro que, por su fidelidad en seguir al Señor, eran ejemplo a todos los de Macedonia y Acaya"[2]