Si todos lo hacen, ¿por qué yo no?

Abimael Lozano

sábado 21 de noviembre, 2015

¿Te has dado cuenta que algunas campañas publicitarias son muy poderosas? Recuerdo una en particular sobre el consumo de cierta marca de papas fritas que marcó toda una generación. El comercial hacía el siguiente planteamiento: "¿A que no puedes comer sólo una?". Inconscientemente las papilas gustativas de los consumidores respondían: "¡a que sí; a que me como más de una!". Millones terminamos cayendo vilmente en el placer carnal de la degustación de una bolsita de papitas fritas.

Desde el Edén, Satanás ha utilizado la misma retórica como estrategia: "ajá, ¿con qué Dios dijo... ?"; "pero, ¿qué tiene de malo?"; "mira, una no es ninguna". El propósito del Enemigo es que la humanidad pierda psicoanalíticamente el sentido de la validez del pecado; es lograr una cultura mundial en la que pecar sea la norma y lo normal; una sociedad que rechace y condene como practicante de medidas discriminatorias a todo aquel que se interponga en su objetivo. Graciasa los medios de comunicación, la publicidad y la industria del entretenimiento, Satanás parece estar logrando su cometido. "Si todo el mundo lo hace, ¿por qué tú no también?". Estar a tono con la moda de las prácticas del mundo es el grito que se escucha por todas partes: desde la televisión, radio, prensa, internet hasta cualquier otro medio de comunicación.

Reconozco que la tentación de hacer lo que la mayoría hace es muy poderosa y la presión que se ejerce cuando nos resistimos es enorme. Sin embargo, las Sagradas Escrituras nos muestran las tristes consecuencias de perder el énfasis en la santidad como expresión natural de la vida de los hijos de Dios; de ensalzar la ética bíblica, pero violar su moralidad flagrantemente. Por ejemplo; Jacob hubiera podido evitar la espiral de dolor, sufrimiento y tragedia causada por la túnica de colores, si tan sólo hubiese evitado hacer lo que en su tiempo todo el mundo hacía: formar un hogar con un padre y varias madres. Probablemente pudo haber argumentado que en su cultura eso era una práctica común, sin embargo, asumir que los comportamientos colectivos generalizados son correctos es un error.

Nuestro papel como cristianos no consiste en adaptarnos a la cultura del mundo, tenemos una gran misión, leudar, normar y rescatar a la cultura. Aunque nos hallemos atrapados en circunstancias que están más allá de nuestro control, debemos permitir que nuestros principios cristianos nos guíen a través de ellas y no que las circunstancias nos controlen al punto de comprometer nuestros principios. Debo admitir que ciertamente las virtudes y valores cristianos son contraculturales. Como dijera George Knight: "afrontémoslo: el cristianismo es una religión anormal. Dios quiere que seamos anormales según las normas de este mundo".[i]

Resultan oportunas las conocidas palabras de la Profeta del Señor que exhortan así: "La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos".[ii] Ese hombre, esa mujer, puedes ser tú.

Jacob conocía el modelo del ideal de Dios para el matrimonio, un esposo y una madre, y no lo siguió. El resto de la historia ya la conoces. Así que, no lo olvides; las acciones equivocadas de una persona impactan radical y trágicamente a otros en el corto o largo plazo y aún en posteriores generaciones, con consecuencias más allá de nuestro control.



[i]
Knight, George R. La visión apocalíptica y la castración del Adventismo, ¿Estamos borrando nuestra relevancia?México, D.F.: Agencia de Publicaciones México Central A.C., 2009, p. 24.

[ii]White, Elena G. de. La educación. California: Pacific Press, p. 54.