Es posible obtener victorias dentro del Gran Conflicto
Omar Velázquez
La vida de Jesús ilustra, de manera objetiva, que es posible obtener victorias mientras se vive en medio del Gran Conflicto. Las últimas 4 semanas se han estudiado distintos personajes bíblicos, a través del Antiguo Testamento, de cuyas vidas llegan, diversas advertencias a través de la historia. Las amenazas que enfrentaron y sus caídas espirituales son como ecos celestiales, que tratan de despertar a los hijos de Dios y ponerlos en guardia para no cometer los mismos errores.
Por ejemplo, la vida de David, uno de los personajes que se estudiaron la semana pasada, enseña que no importa el poder que se tenga en la sociedad o en la iglesia, se puede sufrir una derrota espiritual en medio del Gran Conflicto. Él era el rey del pueblo de Dios, él había derrotado al gigante Goliat, pero no pudo vencer, al verdadero Goliat, a satanás, cuando le presentó la tentación, a través de la hermosa Betsabé.
Esta semana se estudiará la victoria que obtuvo el verdadero Rey, Jesús, ante el verdadero Goliat, satanás. De esa victoria se desprenden varios secretos para que los hijos de Dios, también puedan tener victorias en su lucha contra el adversario el diablo, quien como un león rugiente anda alrededor buscando a quien devorar (1P. 5:8). Sin duda alguna, ese combate espiritual, librado entre Jesús y satanás, en la arena del desierto, tiene muchas lecciones espirituales para los hijos de Dios de todas las generaciones. Por esa razón, bajo la inspiración divina, quedó escrito para nuestra enseñanza (Ro. 15:4).
La lección describe la naturaleza de las tentaciones que le presentó satanás a Jesús después de haber ayunado 40 días. Pero a continuación se presentarán unas breves reflexiones sobre algunos secretos que fueron determinantes en la victoria de Jesús ante los ataques furiosos del verdadero león rugiente. En primer lugar, en el registro sagrado de aquel combate que enfrentó el Señor, se identifica un secreto que le dio la victoria. El conocía muy bien las Escrituras. Ante las sutiles tentaciones del enemigo, el Salvador citó las Escritos Sagrados. O sea, lo que Dios había revelado a sus hijos a través de santos hombres que hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2P. 1:21). Sin duda alguna, todo hijo de Dios necesita conocer bien el contenido de la Biblia. Las verdades allí escritas es necesario conocerlas para enfrentar al tentador. El mismo Jesús declaró más tarde: “Escudriñad las Escrituras . . .” (Jn 5:39). Después, el apóstol Pedro desafió a los cristianos: “estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1P. 3:15). Esa preparación incluye conocer muy bien el contenido de las Escrituras. ¡Hay que dedicar tiempo diario para conocer mejor la Biblia!
El segundo secreto que se desprende de la victoria de Jesús sobre satanás en el desierto es que el confiaba en lo que las Escrituras decían. Lo que Dios había dicho y que había quedado escrito por los santos hombres de Dios, para Jesús era palabra final. Él, jamás dudó del Registro Sagrado. Desgraciadamente, muchas de las derrotas espirituales de los hijos de Dios se ocasionan porque no se confía en las indicaciones de Dios registradas en la Biblia. Un ejemplo de esto es que Dios dice: “no os unáis en yugo desigual con los incrédulos . . .” (2Co. 6:14). Sin embargo, ¡cuántas cristianos hay que prefirieron confiar más en sus sentimientos, en lugar de confiar en lo que Dios ha dicho!
Finalmente, el tercer secreto que nos ofrece la victoria de Jesús ante la tentación del desierto es que él creía en lo que Dios había dicho y que quedó registrado en las Escrituras. Desde aquel día cuando Eva prefirió creer lo que la serpiente dijo, en lugar de creer lo que Dios había dicho, la gran mayoría de los seres humanos, también prefieren creer lo que otros dicen en lugar de creer lo que Dios ha hablado. En tiempos de Noé, sus contemporáneos prefirieron creer a los hombres de ciencia que decían que era imposible que cayera agua del cielo como Noé anunciaba que Dios se lo había revelado, hasta que “vino el diluvio el diluvio y los destruyó a todos” (Lc.17:27).
La victoria de Jesús ante la tentación constituye una garantía de que se puede vencer a satanás mientras se libran las batallas que presenta en medio del Gran conflicto en el cual viven los hijos de Dios. ¡Hay que usar los secretos que usó Jesús en su lucha contra satán!