"Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" Efesios 4:1-3

LA ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA: ESTRUCTURA PARA LA UNIDAD

miércoles 14 agosto, 2013

El Nuevo Testamento revela que la iglesia primitiva tenía una estructura or­ganizativa específica. Esta estructura ayudaba a preservar la pureza doctrinal de la iglesia, y a mantenerla concentrada en la misión. En Hechos 6, un grupo pequeño de discípulos se reunió para resolver el problema de la distribución de alimentos a las viudas de conversos griegos. Eligieron diáconos para resolver el problema. Los miembros de la iglesia respetaron la autoridad de estos dirigentes de la iglesia.

Cuando el apóstol Pablo se convirtió en camino a Damasco, fue dirigido a Ananías, un representante de la iglesia (Hech. 9:10-17).

Después de que Ananías bautizó a Pablo, el Espíritu Santo dirigió a Pablo para que se reuniera con los líderes de la iglesia en Jerusalén, a fin de confirmar su ministerio (Hech. 9:26-30).

En Hechos 20, Pablo se reunió con los ancianos de la iglesia en Éfeso para estimularlos a estar en guardia contra los falsos maestros y sus herejías (Hech. 20:17, 27-32).

¿Cómo resolvió la iglesia del Nuevo Testamento una gran disputa so­bre la circuncisión? Hech. 15:1-31

El Concilio de Jerusalén salvó a la iglesia del siglo primero de un cisma serio. La organización de la iglesia con autoridad administrativa era esencial para pre­servar la integridad doctrinal de la iglesia del Nuevo Testamento. En este caso, representantes de la iglesia local fueron enviados a Jerusalén para participar en discusiones doctrinales, que tendrían implicaciones serias para el futuro de la iglesia. Una vez que este grupo de representantes llegó a un consenso, escribieron su decisión en un acuerdo de la junta y lo hicieron circular por todas las iglesias donde se había originado el problema: Antioquía, Siria y Cilicia (Hech. 15:23).

Los miembros aceptaron la decisión del Concilio de Jerusalén y se alegraron porque el Espíritu Santo los había guiado a dar una respuesta a su dilema (Hech. 15:30-35).

Si eres miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, entonces estás involucrado en la estructura de la iglesia. ¿Cuál es tu lugar en esa estructura, y cómo podrías estar más involucrado en forma constructiva?

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