“Los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el Tabernáculo, diciéndole: Mira haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte” Heb. 8:5

UNA NUEVA CREACIÓN

jueves 10 octubre, 2013

Lee Apocalipsis 7:15 al 17. ¿Dónde están los redimidos, y cómo los describe este pasaje?

Estos versículos describen a los redimidos como reyes y sacerdotes que sirven en el palacio y el templo de Dios (Apoc. 1:6; 5:10; 20:6). La promesa de que “el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos” (Apoc. 7:15) alude a la presencia de Dios en el Santuario del desierto, donde él habitó con el antiguo Israel como su líder. En la Tierra Nueva, el Santuario, una vez más, llega a ser el lugar perfecto donde Dios y los redimidos se encuentran. Garantiza refugio, protección, y el cumplimiento definitivo de una vida en la presencia de Dios y de su Cristo. El que una vez moró en el tabernáculo con ellos (Juan 1:14) ahora extiende el tabernáculo sobre sus santos a fin de que pueda residir en su tabernáculo con ellos.

Lee Apocalipsis 21:1 al 22. ¿Cómo se describe la Nueva Jerusalén? ¿Qué similitudes encuentras entre la Santa Ciudad y el Santuario, en estos textos?

Juan no ve templo en la Nueva Jerusalén (Apoc. 21:22), pero esto no significa que no haya templo. Más bien, la Nueva Jerusalén misma es el templo y el “tabernáculo de Dios” (Apoc. 21:3). Varios elementos del Santuario están atribuidos a la Nueva Jerusalén: es santa y de origen celestial (Apoc. 21:2, 10); tiene la misma forma cúbica que el Lugar Santísimo (Apoc. 21:16; 1 Rey. 6:20); en forma similar al ámbito del templo, no se permite que nada “inmundo” entre en la ciudad (Apoc. 21:27); y, lo más importante de todo, Dios está presente. En el Santuario de Dios, podemos vivir con él en la relación más estrecha posible (Apoc. 21:3, 7). Esta es la meta de la salvación.

¿Vivir una eternidad en una relación estrecha con Dios? Entonces, ¿por qué es tan vital para nosotros caminar, como dice una y otra vez Elena de White, “en estrecha comunión con Dios” ahora?

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