“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” Juan 3:3
Conclusión
Para Estudiar y Meditar:
Lee “La consagración”, El camino a Cristo pp. 42-48; y “Nicodemo”, El Deseado de todas las gentes, pp. 140-149.
“La guerra contra nosotros mismos es la batalla más grande que jamás hayamos tenido. El rendirse a sí mismo, entregando todo a la voluntad de Dios requiere una lucha; pero para que el alma sea renovada en santidad, debe someterse antes a Dios” CC 42
“No podemos retener nuestro propio yo y ser llenados de la plenitud de Dios. Debemos vaciarnos del yo. Si hemos de ganar finalmente el cielo, será solamente mediante la renuncia al yo y recibiendo la mente, el Espíritu y la voluntad de Cristo Jesús” ELC 157
“Cuando el Espíritu de Dios se posesiona del corazón, transforma la vida. Los pensamientos pecaminosos son puestos a un lado, las malas acciones son abandonadas; el amor, la humildad y la paz, reemplazan a la ira, la envidia y las contenciones. La alegría reemplaza a la tristeza, y el rostro refleja la luz del cielo. [...] La bendición viene cuando por la fe el alma se entrega a Dios. Entonces ese poder que ningún ojo humano puede ver, crea un nuevo ser a la imagen de Dios” DTG 144
Preguntas para Dialogar:
- ¿Cómo has experimentado lo que significa permanecer en Cristo? ¿Qué ocurre cuando estás unido a Jesús? ¿Qué pasa si no estás unido a él?
- ¿Quién no ha luchado con la realidad de que hay oraciones que no son respondidas, al menos en la forma en que pedimos? ¿De qué manera mantienes tu fe en Dios y en sus promesas ante peticiones que no han sido contestadas como tú deseabas? ¿Qué debemos tener presente toda vez que nos encontramos en tales situaciones?
- ¿Qué tiene el yo, en su misma naturaleza, que requiere que lo neguemos diariamente? Si no te negaras a ti mismo, si permitieras que tu yo domine todo lo que piensas y haces, ¿qué clase de vida vivirías? ¿Reflejarías la vida de nuestro Maestro?