“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apoc. 3:20).

TIATIRA Y SARDIS

martes 15 marzo, 2016

Lee Apocalipsis 2:18 al 3:6. ¿Cuáles son algunos de los problemas que hay en estas iglesias? ¿De qué manera nosotros estamos luchando con las mismas cosas? ¿Cómo se revela el Gran Conflicto en estas luchas?

La introducción de Jesús a la iglesia de Tiatira (Apoc. 2:18) revela tiempos llenos de pruebas y perplejidades para el pueblo de Dios. Las metáforas de los ojos como llamas de fuego y pies de bronce bruñido no solo aparecen en Apocalipsis 1:14 y 15, sino también en Daniel 10, donde el profeta ve a Uno cuyos ojos eran como “antorchas de fuego” y sus pies “como de color de bronce bruñido” (Dan. 10:6). Este Ser le dice a Daniel que él ha estado luchando con el príncipe de Persia (vers. 13, 20). En otras palabras, cuando la situación es oscura para el pueblo de Dios, Dios mismo influirá sobre los asuntos humanos, caminando entre las iglesias (Apoc. 1) y desafiando a los líderes nacionales (Dan. 10).

Jesús se presenta a la iglesia de Sardis como el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas (Apoc. 3:1; 5:6). Aquí vemos a un Salvador que está activamente involucrado, alistando los poderes del cielo para dar seguridad a su iglesia.

La descripción de estas dos iglesias produce profunda preocupación. Tiatira, aunque va mejorando (Apoc. 2:19), ha sido como Israel bajo la reina Jezabel. En forma similar, la gente de Sardis está espiritualmente muerta (Apoc. 3:1).

A pesar de esto, Jesús anima a las iglesias. Reconoce que hay muchos en Tiatira que “no han conocido [...] las profundidades de Satanás” y los anima a “retene[r]lo [...] hasta que yo venga” (Apoc. 2:24, 25). También hay “unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras” (Apoc. 3:4).

A estos fieles Jesús les promete una bendición especial. A Tiatira le promete darle la “estrella de la mañana” (Apoc. 2:28), que más tarde se afirma que es él mismo (Apoc. 22:16). A Sardis le promete un lugar seguro en el cielo y que confesará “su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles” (Apoc. 3:5).

“Retengan y arrepiéntanse”. ¿Qué tienes que retener y de qué necesitas arrepentirte? ¿Cómo se relacionan entre sí estos dos conceptos?

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