“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mat. 28:18).

JESÚS O BARRABÁS

domingo 19 junio, 2016

Lee Mateo 27:11 al 26. ¿Cuáles son algunas de las implicaciones de la opción dada al pueblo, y la elección que ellos hicieron?

Barrabás fue el asesino que debía ser crucificado en la cruz del centro. Los criminales a ambos lados posiblemente fueron sus asociados. Barrabás no fue un primer nombre, sino uno último. Bar significa “hijo de”, así como Simón bar Jonás significa “hijo de Jonás”, o Bartolomé significa “hijo de Tolomeo”. Barrabás significa “hijo de abbas”; es decir, “hijo del padre”. Muchos manuscritos antiguos informan que el primer nombre de él era Yeshua (Jesús). Yeshua era un nombre común en esa época, y significa “Yahvé salva”. Así, el nombre de Barrabás resultaba ser “Yahvé salva, hijo del padre”.

¡Qué farsa!

“Este hombre había aseverado ser el Mesías. Pretendía tener autoridad para establecer un orden de cosas diferente para arreglar el mundo. Dominado por el engaño satánico, sostenía que le pertenecía todo lo que pudiese obtener por el robo. Había hecho cosas maravillosas por medio de los agentes satánicos, había conquistado secuaces entre el pueblo y había provocado una sedición contra el Gobierno romano. Bajo el manto del entusiasmo religioso, se ocultaba un bribón empedernido y desesperado, que solo procuraba cometer actos de rebelión y crueldad. Al ofrecer al pueblo que eligiese entre este hombre y el Salvador inocente, Pilato pensó despertar en él un sentido de justicia. Esperaba suscitar su simpatía por Jesús en oposición a los sacerdotes y los príncipes” (DTG 681, 682).

Pilato estaba equivocado. A menos que estuviera bajo la convicción del Espíritu Santo, el pueblo haría la elección equivocada, como la hizo. Al fin, todos tenemos que elegir entre Cristo y Barrabás, Cristo y el mundo corrompido, la vida y la muerte. “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (Juan 3:19).

¿Por qué la gente suele preferir más las tinieblas que la luz? ¿Cómo ves incluso en ti esta tendencia innata? ¿Qué te dice esto acerca de la realidad de nuestra naturaleza caída y de la necesidad de entregarnos totalmente al Señor?

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