“Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones” (Isa. 42:6).

ALIMENTAR A LOS HAMBRIENTOS

domingo 08 mayo, 2016

Uno de los actos más conocidos de Jesús es la alimentación de los cinco mil, “sin contar las mujeres y los niños” (Mat. 14:21). No obstante, como todo lo demás en el Nuevo Testamento, esta historia no ocurrió sin un contexto que nos ayude a comprender aún más profundamente el significado de lo que Jesús había hecho.

Lee Mateo 14:1 al 21. ¿Qué sucedió justo antes de la alimentación milagrosa? ¿Qué función pudo tener ese evento en lo que siguió?

Ponte en el lugar de los discípulos en esa ocasión. Juan el Bautista, claramente un hombre de Dios, acababa de ser decapitado. Ellos lo sabían, porque fueron los que se lo contaron a Jesús. Aunque el texto no lo dice, debió de haber producido gran desánimo en ellos. Sin duda, puso a prueba su fe. Sin embargo, tras lo que Jesús hizo inmediatamente después, su fe debió de haber recibido un gran impulso, especialmente luego de esa desilusión.

Sin embargo, hay un significado mucho más profundo en esta historia, no importa cuánto haya aumentado la fe de los discípulos. La acción de Jesús de alimentar al pueblo judío recordó a todos el maná que Dios proveyó a los israelitas en el desierto.

“La tradición surgió dentro del judaísmo: que el Mesías vendría en ocasión de una Pascua y que, junto con su venida, el maná comenzaría a caer otra vez [...]. Así que, cuando Jesús alimentó a los cinco mil justo antes de la Pascua, no debió de haber sorprendido a nadie que la multitud comenzara a especular si él era el Mesías, y si estaba por hacer un milagro mayor: alimentar a todos todo el tiempo restaurando el maná”.−Jon Paulien, John: The Abundant Life Bible Amplifier, pp. 139, 140.

Esta era exactamente la clase de mesías que el pueblo quería: un mesías que atendiera todas sus necesidades exteriores. En ese momento, las multitudes estaban listas para hacer rey a Jesús; sin embargo, Jesús no había venido para ser rey, y su negativa los chasqueó grandemente. Ellos tenían sus expectativas y, cuando ellas no fueron satisfechas, muchos se alejaron de Jesús, aun cuando él había venido para hacer mucho más de lo que estaba dentro sus expectativas limitadas y terrenales.

¿De qué maneras tus expectativas de lo que Dios espera de ti pueden ser demasiado limitadas?

Más de ESU