“Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mat. 4:23).

Conclusión

viernes 29 julio, 2016

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee otras enseñanzas de Jesús que informan sobre tu papel y el de tu iglesia en la comunidad: Mateo 7:12; 23:23; 25:31-46; Marcos 4:1-34; 6:1-13; Lucas 6:36; 11:42; 12:13-21; 14:16-24; 16:13; 18:18-27; 19:1-10; Juan 10:10; 12:8; 17:13-18. Lee “Estos mis hermanos pequeñitos”, El Deseado de todas las gentes, pp. 592-597; y “The Missionary’s Pattern”, Signs of the Times, 19 de marzo de 1894.

“A menos que la iglesia sea la luz del mundo, es oscuridad” (ST, 11 de septiembre de 1893). Ese es un pensamiento profundo. Nos recuerda las palabras de Jesús: “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama” (Mat. 12:30). Jesús lo deja claro: no hay territorio neutral en el Gran Conflicto. O estamos del lado de Cristo o estamos del lado del diablo. Haber recibido gran luz y no hacer nada con ella es realmente actuar en contra de ella. Hemos sido llamados a ser luces en el mundo; si no somos luces, entonces somos oscuridad. Aunque el contexto inmediato es diferente, el principio es el mismo: “Si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?” (Mat. 6:23). Tal vez todo esto puede resumirse con las palabras: “Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” (Luc. 12:48).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Analiza cómo debemos mezclarnos con el mundo para alcanzar a otros. ¿De qué forma establecemos el equilibrio correcto? Es decir, ¿de qué modo nos mezclamos con el mundo para poder hacer bien a otros y, al mismo tiempo, no ser arrastrados a llegar a ser parte del problema y no de la solución?
  2. A menudo, si estamos involucrados con nuestra comunidad, surge el problema de la política. Después de todo, muchos de los problemas que requieren nuestra ayuda –pobreza, educación, cuidado de la salud, etc.− son parte del debate político. ¿De qué manera podemos ser cuidadosos para no permitir que la inevitable polarización de la política contamine lo que queremos hacer? Alguna participación en la política parece inevitable; entonces, ¿de qué forma podemos mantenernos fuera de la contienda política tanto como sea posible?
  3. Por otro lado, ¿existen situaciones en las que necesitamos estar en la arena política a fin de servir mejor a la comunidad? Si es así, ¿cuáles son esas situaciones, y cómo debemos actuar de tal modo que no comprometa nuestra comisión evangélica?

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