«Si alguno dice: “Yo amo a Dios”, pero odia a su hermano, es mentiroso, pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?» (1 Juan 4: 20).
LLAMADOS A ESTABLECER LA JUSTICIA
Los profetas bíblicos subrayan continuamente el llamado de Dios a practicar la justicia en la sociedad. Las Escrituras no se amedrentan a la hora de poner de relieve cuestiones de injusticia y opresión. De hecho, la exhortación de Dios a traer el juicio era en sí misma el llamado divino a establecer la justicia.
Por ejemplo, el profeta Isaías no titubea a la hora de hablar de la injusticia en el Israel de su época. Sus palabras y su llamamiento a la justicia deberían resonar de manera clara y rotunda en nuestros oídos hoy: «Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, socorred al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda» (Isa. 1: 17). Además, proclama «ay» contra los que «dictan leyes injustas […] para apartar del juicio a los pobres» (Isa. 10: 1, 2), advirtiendo: «¿Qué haréis en el día del castigo? ¿A quién os acogeréis para que os ayude cuando llegue de lejos el desastre?» (Isa. 10: 3).
Asimismo, el profeta Jeremías proclama el siguiente mensaje de Dios: «¡Ay del que edifica su casa sin justicia y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, sin darle el salario de su trabajo! […] ¿No comió y bebió tu padre, y actuó conforme al derecho y la justicia, y le fue bien? Él juzgó la causa del afligido y del necesitado, y le fue bien. ¿No es esto conocerme a mí?, dice Jehová» (Jer. 22: 13, 15, 16).
Lee Mateo 23: 23 al 30. ¿Qué enseña Jesús aquí sobre lo que es más importante? ¿Qué crees que quiere decir cuando se refiere a «lo más importante»?
La injusticia no era una preocupación exclusiva de los profetas del Antiguo Testamento, ya que vemos claramente aquí y en otras partes del ministerio de Jesús que esto era de suma importancia para Cristo mismo. Como él dice: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque diezmáis la menta, el anís y el comino, y dejáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello» (Mat. 23: 23). En el pasaje paralelo de Lucas, Jesús se lamenta de que pasan «por alto la justicia y el amor de Dios» (Luc. 11: 42).
¿Cómo cambiaría tu perspectiva si hoy te enfocaras en «lo más importante», en lugar de en el diezmo de «la menta, el anís y el comino» en lo que podrías estar enfocado?